lunes, 5 de septiembre de 2011

Medio año.

Resulta que, a lo tonto a lo tonto, han pasado 6 meses. 6 meses desde Marzo. 6 meses desde Barcelona. 6 meses desde My Chemical Romance.Me ha parecido interesante dedicarle una entrada a este día, ya que,hace 6 meses, empezó también, en parte, todo esto.

Hace 6 meses todo estaba un poco desmoronado en mi vida. Resulta que me había dejado los estudios. Mis padres estaban enfadados. Yo estaba defraudada. Todo parecía ser una cuesta arriba que no tenía final. Y llegó el día.
A las 8 de la mañana me subí a un tren rumbo a Barcelona con mi amiga María. Con una maleta y una mochila de My Chemical Romance. Y con unos nervios machacantes.
Tras las 6h aproximadas de viaje, llegamos. Resulta que aquello era enorme. Y que nosotras no teníamos ni idea de donde ir. Había tanta gente... tantas salidas, tantas entradas, tantas cosas. Es completamente distinto a mi pueblo-ciudad. Y no esperaba menos.
Al final compramos un mapa de Bcn, (para el cual nos timaron) y nos dirigimos al metro. Sin haber visto, ni cogido un metro en nuestra vida. Sin saber exáctamente donde ibamos.
Menos mal que hay gente buena en el mundo, y un hombre nos dijo más o menos como funcionaba el metro. Cuál teníamos que coger, y donde bajar. Al subir al metro recuerdo estar un poco asustada respecto a lo leído. A la gente, a andar bajo tierra (y mis oidos...). La verdad, fue agradable.
Cuando llegamos a la parada, nos encontramos a un grupo de chinos que estaban más perdidos que nosotras. Y nos dijeron si sabíamos hablar inglés. La cuestión es que si, pero que nos petamos, asique les dijimos que no, y que lo sentíamos. Y al llegar al hotel nos trataron como si fueramos una kinkis que se han perdido en el universo (xD) Hotel muy pijo+pintas yonkis+hablar raro= tia del hotel asustada. Al llegar a la habitación, lo dejamos todo, comimos un bocadillo, y ea, en busca del sitio del concierto, que según el mapa, nos pillaba al 5º pino.
Más sesión de metro (hasta que María se hizo una experta), andar, andar, andar, y más andar. Paridas. Pérdidas. Gente ayudandonos a situarnos, subir escaleras mecánicas a pie, porque estaban paradas, siempre; y más andar. Por fin encontramos a 2 hombres que nos preguntan si sabemos donde está el Sant Jordi Club. Nos vamos en su búsqueda, y, aleluya, lo encontramos.
Nos ponemos en la cola, y, madre de dios. Ahí hay más gente que en mi pueblo entero. Tras la espera, que no se hizo corta, sinceramente. Llegamos. Corrí, a pesar del dolor de pies. Corrí, simplemente. No veía gran cosa, debido a mi estupenda baja altura (¬¬) Pero ahí estaban Lost Alone. Cuando se fueron, todo se puso oscuro. Y tras media hora de espera, la cual se me hizo eterna, y pensé que mis pies no superarían, salieron al escenario. Lo único que recuerdo fue agarrarle la mano a María, y sentir que volaba. Sentir estar en un sueño. Sentir que nada importaba, que no importaban mis pies, ni mi cuerpo (aplastado por la multitud en NaNaNa). No importaba mi vida fuera. No importaba que mis padres estuvieran defraudados por mi, ni que mi vida se me desmoronara conforme pasaba el tiempo. No importaba nada que no fuera gritar, saltar, agarrarle la mano a María, y sentir. Me giraba para ver la cara de María,y la veía feliz. Vi en sus ojos felicidad. Y pensé que los míos dirían exáctamente lo mismo.

Durante el concierto pasaron más cosas. Al final acabé por el fin, no veía grandes cosas, y me dolían los pies tanto que pensé que tendría que ir al hotel arrastrándome. Pero lo único que se quedó grabado en mi fue el sentimiento de felicidad. Hacía mucho que no sentía así. Hacía mucho que dejé de pensar que los sueños se hacían realidad, y allí estaban ellos. Demostrando que, a veces las cosas no son tan importante como pensamos, y que otras lo son mucho más que la importancia que les damos. Demostrando que a veces la vida si te sonríe. Aunque sea durante 2 horas. Aunque sea gracias a otras personas.

Echo de menos volver a sentir así. Echo de menos el viaje. Echo de menos la complicidad. Echo de menos sus canciones. Les echo de menos. Y en el fondo me alegro de echar de menos, porque eso significa que un día lo viví.

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